Poti: La historia de amor y traición más conmovedora de la mitología griega.

Cuando llegamos a las afueras de Poti, el sol quemaba y el aire denso e irrespirable de este verano asfixiante, se estaba adueñando de toda la costa del impresionante lago Paliastomi.

Una vaca inmóvil ocupaba la única sombra que proporcionaba un raquítico árbol y desde allí viendo las nubes reflejadas en la superficie del lago, nuestra vista, lentamente, se perdió ante la inmensidad del lago grisáceo que ante nosotros se extendía.

Visitamos el parque natural de Kolkheti, y nos asomamos al mar Negro, desde donde vimos como el Rioni vierte lentamente sus aguas.

Mientras que las nubes eran arrastradas por este calenturiento viento traté de imaginar como supuestamente, con su misión de robar el vellocino de oro, Jasón y los argonautas desde su Grecia natal y tras un largo viaje se introdujeron en las calmas y cristalinas corrientes del Rioni para remontar el río por la fértil llanura y dirigirse a la Colquida, un antiguo estado colonizado por los griegos donde estaba el reino de Eetes y su hija Medea.

En la mitología griega, el vellocino de oro era el vellón de un carnero alado, hijo de Poseidón. Jasón viajó hasta esta parte de Georgia buscando este vellocino, una preciada posesión de Eetes, regalo de los dioses, que aportaba prosperidad a quien lo poseyera. Jasón no dudó en pedírselo y Eetes prometió que se lo daría, solamente, si era capaz de realizar ciertas tareas imposibles.

Medea, la hija de Eetes, era sacerdotisa de Hecate y había aprendido los principios de hechicería de la mano de Circe. Medea amaba profundamente a su padre, pero traspasado su corazón por los dardos certeros de Eros, y sin poder evitarlo, traicionó a este. Por la noche visitó la tienda de Jasón y le proporcionó pociones y ungüentos mágicos para que su recién enamorado pudiese cumplir con su cometido.

Con la ayuda de Medea, Jasón llevo a cabo su misión y reclamó el vellocino, pero Eates al descubrir el engaño, se enfadó y se negó a cumplir su parte del trato. Medea volvió a traicionar a su padre llevando a Jasón y sus argonautas hasta el bosque donde se escondía el vellocino, previniendo a estos que no mirasen a la serpiente que custodiaba tan preciado tesoro.

Jasón y Medea con el vellocino en sus manos se escaparon por el mar y ciegos de amor, el uno por el otro, se casaron en la lejana Grecia en la isla de Eea.

Se cuenta que Medea, gracias al vellocino, tuvo una vida muy prospera pero que nunca fue feliz, ya que pagó un alto precio, al no poder regresar jamas a la dulce y amable tierra que la vio nacer.

Continuamos nuestro camino hacia Kutaisi pensando en todas las Medeas, desterradas de sus dulces y amables tierras y en todas las Medeas que vendrán, y tristemente, concluimos que la mitología griega cuenta historias ficticias cuyas bases, lamentablemente, se repiten a lo largo de los tiempos convirtiéndose en amargas realidades, queramos o no.

Dejé Bruselas y llevamos en Georgia casi un año visitando muchos lugares increíbles. ¡Todavía estoy tratando de ponerme al día con todo lo que tengo para escribir! Mientras tanto, puedes leer mis relatos sobre mis lugares favoritos que vale la pena visitar en este encantador país y mi megaguia para viajar a Georgia con toda la información básica si quieres viajar a este país: nuestra base es Kutaisi y realmente disfrutamos de su ambiente relajado y de todos los monasterios que visitamos cerca. Después, hemos estado varias veces en la mágica zona de Svanetia y Ushguli, que es el pueblo más alto poblado continuamente en Europa y famoso por sus torres medievales. Hemos visitado muchas veces los balnearios abandonados de Tskaltubo cerca de Kutaisi, un destino favorito del mismo Stalin para tomar los baños y Gori su ciudad natal. Desde aquí, hemos visitado Armenia y Azerbaiyán y visitado numerosos parques naturales para hacer una de las cosas que más nos gusta hacer: disfrutar con estupendos trekkings, una de ellas una caminata en el valle del Truso en la zona de Kazbegui.

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