Relato de una refugiada georgiana de Abjasia:

Medea, una luchadora a tiempo completo.

Cuadragésimo noveno relato "Living la vida Georgia" 13 julio, 2018
Gracia MD

Relato de una refugiada georgiana de Abjasia: Medea, una luchadora a tiempo completo.

"Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles."

Bertolt Brecht.

En el período soviético, Abjasia, la bella y cálida región a orillas del Mar Negro era un popular destino veraniego entre las élites de la URSS. Esta región gozaba de autonomía dentro de la república georgiana pero después del colapso de la Unión Soviética, en 1992 la etnia minoritaria abjasa, con apoyo ruso, libró una guerra brutal contra el gobierno georgiano.

La catástrofe dejó sin hogar a más de 250,000 georgianos que fueron expulsados y, unilateralmente, fue proclamada la independencia de Abjasia.

En agosto de 2008, Rusia reconoció el territorio como un país independiente, sin embargo, la inmensa mayoría de la comunidad internacional no reconoce a Abjasia como país y siguen considerándola como una región autónoma perteneciente a Georgia.

Han pasado veinticinco años desde la guerra en Abjasia, y los refugiados georgianos que fueron expulsados del territorio separatista permanecen todavía en el limbo, sin hogar, lejos de la tierra que les vio nacer y con pocas esperanzas de poder regresar algún día.

Ponerse en el lugar de otra persona es complicado. Pero cuando esta persona vive una realidad muy diferente a la tuya, lo es todavía más. Lo que para unos fueron cinco minutos de actualidad internacional en un telediario rápidamente olvidados, para otros, esa misma realidad ha sido un lastre que ha cambiado de rumbo para siempre, sus vidas.

Medea nació en Abjasia y hasta que no cumplió los 14 años y no vió la guerra con sus propios ojos, ni siquiera por un minuto, se habría imaginado lo que la vida le iba a deparar. Hasta ese fatídico día en que la tele de repente dejó de funcionar y por las noches empezaron a oírse los disparos a lo lejos y los gritos de terror, Medea tuvo una infancia normal junto a su hermana Ekaterina, su madre, médico en el ejército y un padre que falleció, prematuramente, antes de que la guerra estallase.

Su padre era un ingeniero que trabajaba en el secreto Instituto de Energía Atómica de la URSS
Medea tubo una infancia feliz se podían dar caprichos eligiendo vestidos

Con las fronteras cortadas la única vía de salida fue el aire. Los aviones que venían cargados de militares desde Tbilisi, en Sokhumi salían de vuelta repletos con Georgianos muertos de miedo que escapaban del horror de una guerra enfrentándose a un futuro incierto.

Medea y su hermana tuvieron suerte y gracias a los contactos de su madre, la viuda vestida de negro que curaba heridas de guerra en el hospital, fueron metidas a un avión y en unas horas fueron trasplantadas a la fuerza a un entorno que no era el suyo, lejos del cariño de su madre y llevadas a Kutaisi donde en casa de un tío, con bastantes privaciones pasaron un tiempo hasta que un día. sin esperarlo su madre tocó a su puerta.

Como la guerra empieza en Sohkumi, son evacuadas a Kutaisi pero cuando viene su madre a visitarlas se escapan y regresan con ella a Abjasia.
Con 9 años le escribió una carta a una niña americana que había visitado el campamento Scout de Artec y criticado Kruchev contraviniendo sin saberlo las medidas de seguridad rusas

La vuelta a Sokhumi no fue un acierto, la situación empeoró, y cuando el peligro fue inminente, se buscó otra vía de escape, esta vez fue por mar, ella y su hermana pequeña fueron, otra vez, propulsadas a un entorno inclemente, áspero y hostil que se convertiría en su realidad diaria.

Sin saber si volverían a ver a su madre, Medea y su hermana, navegaron frente a la costa en un hacinado barco pesquero, con lo puesto y arrastrando todo el miedo que la guerra despertaban en ellas, protegidas por un buque de guerra y oyendo los misiles resonar.

Zestaponi fue su destino final, la casa de su abuelo disponía de un huerto lo que les permitió que sus vidas salvadas de perecer en el mar, de la guerra y del horror, no fueran devastadas por el hambre.

Como son salvadas por el barco.
La guerra en Sohkumi.
Como la gente escapaba de Abjasia vía las montañas y morían

Después de un tiempo en que tenían pocas esperanzas de reencontrar a su madre con vida, Medea tuvo la confirmación por parte de la Cruz Roja que su madre había sobrevivido a la barbarie en Sokhumi y a la vez, su madre descubrió que sus hijas no habían perecido en el mar, tal como le habían informado.

La alegría duró poco, un emisario trajo una carta de su madre en la que le pedía que le enviase dinero para poder pagar a las mafias para que, clandestinamente, la sacaran de Abjasia.

Medea encendió varias velas a la virgen y no se rindió hasta encontrar la indecente cantidad de laris que se les exigía. Lograron lo imposible y volvieron a sentir el calor de su madre.

Como la cruz roja les indica que su madre ha sobrevivido y se reúnen en Georgia.

La reunificación familiar parecía el final de todas sus desdichas, pero en Georgia se estaban viviendo momentos muy duros. No había trabajo ni perspectivas de encontrar uno y, poco a poco, se estaban hundiendo en la pobreza.

Medea y su familia, no se dejaron abatir por la complicada situación, tras la triste constatación de que de esta manera no había un porvenir, decidieron comenzar otro viaje dificultoso: hablar con las mafias que aparecían como champiñones, distinguir entre ellas y dar con la apropiada para ir a una tierra prometida donde poder labrarse un futuro. Ekaterina tuvo suerte y nada mas llegar el saber hablar ruso le abrió la puerta a cuidar unos niños en Barcelona.

Su hermana Ekaterina se va a Barcelona.

Tras cien velas puestas en la pequeña iglesia de Tsasminda, un mes en Bielorrusia y un viaje hasta Roma plagado de peligros y de milagros, Medea llegó a Barcelona y por fin pudo abrazar a su hermana, después de un calvario que la dejó sin dinero, sin fuerzas pero con una fe prodigiosa y unas ganas de luchar y de sobrevivir que le llevaron a conseguir su sueño.

Ella llega a Barcelona.

Medea se lanzó al abismo arriesgándolo todo y justo cuando parecía que iba a alcanzar lo que todos creían imposible: tener los papeles en regla para vivir en Barcelona, una llamada de su madre comunicándole su enfermedad le hizo plantearse la necesidad de volver a Kutaisi para cuidar de ella aunque esto truncara sus planes de forjarse una nueva vida en la capital condal.

La vuelta a Georgia conllevaba poner a cero el contador para tramitar su visa en España. La decisión no fue difícil, su madre fue prioridad. Medea justo cuando estaba casi rozándolo, renuncio a su sueño. y aun hoy sigue luchando, nunca se ha sentado a contemplar el paso de los triunfadores. La vida le ha enseñado que no hay que rendirse nunca.

Su madre muere, cuida de su sobrina , mientas trata de conseguir su sueño )

Medea vive en Kutaisi y sigue soñando. Dejó todo sus recuerdos en una casa que los milicianos abjasos, acompañados de partidas de chechenos y cosacos rusos no quemaron, pero que la vida le arrebató por la fuerza, no tiene nada material que le acerque a esa realidad, ninguna foto de cuando era pequeña, y ni siquiera puede cruzar la frontera y visitar la tumba de su padre o pasear frente a lo que fue su colegio, pero alberga el secreto deseo de volver algún día a su antiguo hogar, ahora ocupado por una niña que jugaba con ella en su calle, y ver como han crecido los pinos de su jardín, y la piedra blanca de la entrada en la que se sentaba su padre.

Cuando era niña tenía un horizonte casi infinito de posibilidades, que se fue estrechando hasta convertirse en una vía de sentido único pero Medea no quiere revancha, no guarda rencor a ningún abjaso solo quiere un futuro mejor para todos. Conseguir sus sueños es un acto de justicia hacia ella misma. Sabe que muchas cosas nunca llegan a suceder porque nadie se atreve a intentarlas.

Cuando era niña tenía un horizonte casi infinito de posibilidades, que se fue estrechando hasta convertirse en una vía de sentido único pero Medea no quiere revancha

Lograr lo que ha logrado, le ha hecho crecer. Desde Kutaisi, desde una habitación en el antiguo hospital, un desvalido edificio que apenas se mantiene, donde el gobierno georgiano recolocó a estos desplazados, rodeada de otras 60 familias abjasas con similares historias o peores, Medea conserva el optimismo, si una vez ha alcanzado lo que creía imposible, sabe que otra vez también lo hará.

Medea tiene la difícil misión de poner en su horizonte aquello que un día iluminó su corazón y, día tras día, se entrega a la tarea de lograrlo, y sabe, pertinazmente, que si logra hacer esto, la vida pondrá lo demás.

Medea es una heroína anónima que ha luchado toda la vida y lo seguirá haciendo, porque lo ha aprendido desde pequeña, con lecciones que se graban a fuego y difícilmente se borran.

Medea es una luchadora de esas que, como dice Bertol Brech, son las imprescindibles.


Han pasado más de tres años desde la publicación de la fotografía de Aylan, el niño sirio que se ahogó en el mar Mediterráneo y cuyo cuerpo inerte fue arrastrado hasta las costas de Turquía. La imagen, tomada por Nilüfer Demir dio la vuelta al mundo y se convirtió en un icono del sufrimiento de miles de refugiados que pierden la vida huyendo de la guerra y buscando una vida mejor.

Naciones Unidas calcula que las mafias que trafican con personas hacia Europa y Estados Unidos ganan más de US$7.000 millones al año.

La cifra real puede ser mucho mayor.


Dejé Bruselas y llevamos en Georgia mas de un año ya visitando muchos lugares increíbles. ¡Todavía estoy tratando de ponerme al día con todo lo que tengo para escribir! Mientras tanto, puedes leer mis relatos sobre mis lugares favoritos que vale la pena visitar en este encantador país y mi megaguia para viajar a Georgia con toda la información básica si quieres viajar a este país: nuestra base es Kutaisi y realmente disfrutamos de su ambiente relajado y de todos los monasterios que visitamos cerca. Después, hemos estado varias veces en la mágica zona de Svanetia y Ushguli, que es el pueblo más alto poblado continuamente en Europa y famoso por sus torres medievales. Hemos visitado muchas veces los balnearios abandonados de Tskaltubo cerca de Kutaisi, un destino favorito del mismo Stalin para tomar los baños y Gori su ciudad natal. Desde aquí, hemos visitado Armenia y Azerbaiyán y visitado numerosos parques naturales para hacer una de las cosas que más nos gusta hacer: disfrutar con estupendos trekkings, una de ellas una caminata en el valle del Truso en la zona de Kazbegui.


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¿Te gusta tu casa? ¿Sabes que la mayoria de refugiados nunca pensaron que un dia les podriia pasar a ellos? Medea, una luchadora a tiempo completo Relato de una refugiada georgiana de Abjasia es mi nueva propuesta para que leas y escuches hoy. Leeelo y dime que te parece http://living-la-vida-georgia.com/relato-49-relato-de-una-refugiada-georgiana-de-abjasia.html