Los Amish aparecen en muchas películas americanas. El cliché usado, suele ser, la de una familia numerosa, en un carretera de Pensilvania, dirigiéndose a la iglesia en buggy. La mayoría de la gente, conoce a estas comunidades religiosas por llevar una vida sencilla, vestidos simples, y su renuncia a adoptar muchas comodidades que brinda la tecnología moderna. Lo que se desconoce es, que en estas comunidades, hay una especie de rito llamado Rumspringa. Para probar su fe, los Amish se separan intencionalmente de sus comunidades lanzándose, sin preámbulos y sin tiempo predeterminado, al mundo exterior. Para los jóvenes Amish, el Rumspringa, normalmente, comienza alrededor de los dieciocho años y termina cuando el joven, después de meditar su decisión, decide ser bautizado dentro de la iglesia Amish o abandonar la comunidad.
Desde que he llegado a Kutaisi, me da la impresión, que estoy en mi propio Rumspringa. Kutaisi, es una sosegada ciudad, situada a la orilla del turbulento rio Rioni, los bosques de hoja caduca, rodean la ciudad, sus calles, están llenas de altos árboles frondosos y las flores, aparecen en cada esquina. Desde la colina de Ukimerioni, donde descansa la catedral de Bagrati, una obra maestra de la arquitectura medieval georgiana, se puede admirar, plácidamente entre vacas, un soberbio atardecer, cuando los últimos rayos del sol se acuestan sobre la ciudad y al fondo, se divisan las cumbres de las vecinas montañas nevadas. La capital de Imeretia, desprende paz, pero yo me siento, como se debe sentir, un pobre Amish enfrentándose a un mundo desconocido. A priori, no hay peligros, pero la sensación de lejanía de todo lo conocido está presente. Sé, que las laberínticas calles, poco a poco, se convertirán en caminos rodados. El vértigo de las decisiones tomadas, la intriga, de lo que el futuro me puede deparar, y la esperanza, de que todo sea positivo en esta aventura, me oprime, pero al mismo tiempo, en cierto modo, me libera el saber, que Kutaisi está exactamente en el mismo proceso.
Esta ciudad, fue un importante centro industrial antes de la independencia de Georgia. Tras el colapso económico del país, muchos habitantes de Kutaisi han tenido que hacer su Rumspringa particular. Kutaisi, me da la sensación, que a veces tampoco puede dormir por la noche, que le preocupa su futuro, y que le produce recelo y aprensión interrogarse, acerca de lo que le traerá el mañana. Hay una especie de dirección en todo esto, los habitantes de los pueblos cercanos, se lanzan al mundo exterior, buscando una vida mejor, en Kutaisi, en esta ciudad se huye dirección Tbilisi y desde la capital, la sangría es hacia otros países.
No sé cuanto va a durar mi Rumspringa, ni el de Kutaisi. Lo que si que sé, es que la mayoría de Amish, agradecen la experiencia, y antes o después, casi todos vuelven, eligen el bautismo y permanecen para siempre en su iglesia.