Cosas que no sabes de la región más remota de Georgia.

El dulce lipanali.

Trigésimo octavo relato "Living la vida Georgia" 16 marzo, 2018

El viento soplaba furioso sobre Kutaisi rugiendo salvajemente impidiéndome conciliar el sueño. Cansada de dar vueltas en la cama, me levanté, a oscuras anduve por toda la casa, bebí agua y finalmente decidí sentarme en el sofá. Me puse a ver la película Vodka Lemon, un delicioso drama, casi sin diálogos, en un blanco rincón helado del Cáucaso donde Hamo, el protagonista, acude a diario al cementerio para limpiar la tumba de su esposa y hablar con ella.

Al acabar la película, con una lágrima resbalando en mi mejilla, me di cuenta que sabía poco acerca de la relación de los georgianos con sus muertos, y me puse a investigar hasta dar con el "Lipanali" sin intuir que aquello me iba a quitar más el sueño.

No es casualidad que justo donde se encuentra la montaña más alta de Georgia, el Monte Shkhara, se encuentre una de las zonas mas remotas de Georgia. La provincia de Svaneti está situada en la ladera sur del Gran Cáucaso en el noroeste del país, donde profundas gargantas y picos de más de 4000 metros han separado a los Svans del resto del mundo, haciendo que se conserven muchas de sus antiguas tradiciones, incluida entre otras, la venganza sangrienta.

En muchos sitios como en España, México o Brasil las festividades del día de los muertos o Todos los Santos a principio de noviembre se centran en reuniones de familiares y amigos en los cementerios para orar y recordar a los miembros de la familia que han muerto pero los rituales asociados con la muerte en esta región del Cáucaso son otra cosa.

El Lipanali, se celebra en Svaneti un día antes de la Epifanía georgiana, el 18 de enero de cada año. Durante este período, las almas de los antepasados son invitadas a las casas de sus familiares donde permanecen hasta la mañana del lunes siguiente. Cada familia se prepara cuidadosamente para este ritual. El día que las almas son invitadas, se dedica a limpiar y fregar la casa. El jefe de la familia pone varios pequeños panes redondos y un poco de buen vino en una bandeja de madera, va a la puerta que da al oeste en la iglesia y pide a Dios para que sus antepasados ​​salgan del cielo.

Después de esto, él regresa a casa, todo el tiempo orando y rogando a sus antepasados ​​para que le sigan. El resto de la familia espera con una mesa llena de platos especiales listos para los "invitados" donde no se permite sentarse a nadie más. Después de la medianoche, durante la Epifanía, la familia organiza una fiesta. Los miembros de la familia les cuentan historias, y les cantan y tocan el Chuniri, un instrumento de cuerda, mientras tratan de imaginar a los que ya se fueron.

El lunes por la mañana,una vez que las almas han hablado y vaticinado el futuro, son despedidas. Todos los miembros de la familia deben estar levantados antes del amanecer. El cabeza de la familia bendice la mesa de sus ancestros vertiendo leche y miel en el suelo deseando "caminos soleados" para todos sus antepasados restableciendo así el orden necesario para iniciar un nuevo ciclo.

Svaneti, la remota región cubierta de nieve en invierno, sabe hacer que lo real y lo surreal, agradablemente, coexistan creando una dulce y original manera de venerar a sus muertos.

Aquella noche me dormí tarde pero con una sonrisa tras haber caído rendida ante una región donde los espíritus aman las historias, a quienes las cuentan y donde los vivos mueren para que los muertos puedan vivir.

Svaneti, ademas de bella es divina.

 

Como en todas las Iglesia Ortodoxas, numerosas velas son encendidas por todos los que entran en las iglesias. Las que se depositan en el fondo de la iglesia son plegarias para los difuntos.

Cuando un familiar fallece en Svaneti los hombres no se afeitan durante 14 días, mientras que las viudas se visten de negro y llevan una foto del difunto. En la casa se prepara un pequeño altar con más fotos, y los visitantes reciben un poco de chacha , el orujo georgiano, para que dejen caer unas gotas en el suelo y brinden por el difunto.

Cuarenta días y tres meses después de la muerte, familiares y amigos van al cementerio; en la tumba una mesa se prepara con comida y bebida y con cualquier cosa que el difunto amase. Las mujeres lloran, luego los hombres se alinean, con los sombreros puestos, para rezar y, por supuesto, brindar por el difunto con chacha.

Los muertos se conmemoran en Mariamoba (Día de San Mariam, 28 de agosto), y también en Khaishi en Jvedi Ham, el segundo domingo de enero, cuando las almas de los muertos pasan una noche con sus familiares.

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