Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Una bandera georgiana, un fusil y una bengala dieron la salida y unos siete caballos, comenzaron una carrera en los prados. El público, situado en la cima de la montaña, seguía desde las alturas, como los jinetes luchaban por conseguir la codiciada bandera.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Una bandera georgiana, un fusil y una bengala dieron la salida y unos siete caballos, comenzaron una carrera en los prados.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Pudimos disfrutar de una música tradicional, rica y vibrante,y de unos bailes espectaculares

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Decenas de personas, ataviadas con el traje típico, se preparaban para bailar y cantar en lo alto de las montañas.

Un bailarín supo bailar guardando el equilibrio, con una botella en la cabeza.

Un bailarín supo bailar guardando el equilibrio, con una botella en la cabeza.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Finalmente, varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

A lo lejos, algo llamó nuestra atención. Una concentración anormal de vehículos, caballos y de personas se divisaba en lo alto de la colina.

El camino serpenteaba por las abruptas laderas, buscando los collados, donde atravesar la empalizada, que suponen estas montañas, cuando de repente, decenas de vacas aparecieron ante nuestra vista y el bosque fue remplazado por praderas altas y prados alpinos, salpicados con rododendros en flor.

Varios grupos de chicos realizaron espectaculares saltos, vueltas, y giros increíbles, bailando sobre los dedos de sus pies y blandiendo espadas dando un espectáculo que nos puso los pelos de punta.

Mientras las monjas vendían, todo tipo de objetos, para recaudar dinero, para construir la nueva iglesia, unas ollas enormes humeaban entre las manos expertas, que retorcían una masa blanca, que convertían en queso.

El camino serpenteaba por las abruptas laderas, buscando los collados, donde atravesar la empalizada, que suponen estas montañas, cuando de repente, decenas de vacas aparecieron ante nuestra vista y el bosque fue remplazado por praderas altas y prados alpinos, salpicados con rododendros en flor.

A lo lejos, algo llamó nuestra atención. Una concentración anormal de vehículos, caballos y de personas se divisaba en lo alto de la colina. Decidimos acercarnos y, a la manera georgiana, fuimos invitados, sin moderación, a participar en la celebración, que allí acaecía.

A lo lejos, algo llamó nuestra atención. Una concentración anormal de vehículos, caballos y de personas se divisaba en lo alto de la colina. Decidimos acercarnos y, a la manera georgiana, fuimos invitados, sin moderación, a participar en la celebración, que allí acaecía.

la tradición polifónica, más antigua del mundo cristiano, estaba ante nuestro alcance, en un escenario digno de un rey.

Pudimos disfrutar de una música tradicional, rica y vibrante,y de unos bailes espectaculares

Pudimos disfrutar de una música tradicional, rica y vibrante, la tradición polifónica, más antigua del mundo cristiano, estaba ante nuestro alcance, en un escenario digno de un rey.

La escena era, como sacada de un documental, dos jinetes, en medio de la nada, galoparon más rápido que el resto por los prados alpinos, hasta que finalmente, solamente uno, agarro la bandera y ante la aclamación popular, fue a depositarla entre las rocas, para que ondeara en lo alto de la segunda colina, que aparecía un poco más abajo.

A través de, un fastuoso repertorio, los hombres cantaban, un tenor dirigía la canción, y las otras voces improvisaban, con o sin acompañamiento de instrumentos locales.

la tradición polifónica, más antigua del mundo cristiano, estaba ante nuestro alcance, en un escenario digno de un rey.

Mientras las monjas vendían, todo tipo de objetos, para recaudar dinero, para construir la nueva iglesia, unas ollas enormes humeaban entre las manos expertas, que retorcían una masa blanca, que convertían en queso.